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Grecia detalla una propuesta aún poco concreta a los socios del euro

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El Gobierno griego ha desvelado hoy miércoles un conjunto de documentos, de 30 páginas, en las que detalla sus peticiones y sus compromisos con el Eurogrupo. Grecia enviará entre hoy y mañana jueves una propuesta al Eurogrupo para obtener un acuerdo puente que le permita no ahogarse financieramente: tiene que pagar 17.000 millones este año al FMI, al BCE y a sus socios, con una economía que vuelve a caer, unos ingresos públicos a la baja y con un sector financiero expuesto a una preocupante huida de capitales.

La prosa del ministro de Finanzas griego, Yanis Varoufakis, se eleva en esas páginas con un sinfín de peticiones, pero también con un buen número de compromisos, algo más vagos, en busca del ansiado acuerdo. Alemania ya se ha negado esta mañana a satisfacer los deseos de Atenas, que prepara a contrarreloj un documento aceptable para el Eurogrupo.

No será fácil: Grecia quiere cumplir religiosamente sus compromisos de pago, pero a la vez rechaza una “ampliación” del rescate y se decanta por alguna fórmula alternativa, como un “acuerdo puente”. “No aceptamos una extensión del actual programa porque eso sería estar de acuerdo con la lógica de la agenda que ha sido rechazada por nuestro pueblo”. Las líneas maestras están bien orientadas, según las fuentes consultadas, que aun así siguen pensando que falta concreción: falta detalle en los compromisos.
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» No a “la extensión del actual programa y a completarlo con éxito”. Grecia se opone con fiereza a esa redacción. “Si aceptamos las prioridades del programa actual me temo que daríamos otro empujón a la espiral de deflación de deuda” y “perderíamos la confianza de nuestra gente”. Atenas busca un “terreno común” con el Eurogrupo. Y ofrece para ello una gran inventiva léxica: prefiere llamarlo “acuerdo puente de estabilización”, un “nuevo partenariado”, un “programa puente” o la que parece la formulación preferida, “un acuerdo de deuda” por un periodo de cuatro a seis meses. Eso permitiría a Grecia satisfacer sus necesidades financieras y acordar con tiempo “un nuevo Contrato para la Prosperidad y el Crecimiento de Grecia”. Esto es, un tercer rescate.

» Financiación: faltan 17.000 millones. Grecia necesita 17.000 millones este año. Y antes del verano tiene que hacer frente al pago de 500 millones en marzo al mecanismo de rescate europeo, a 5.200 millones al FMI en junio y, sobre todo, a 6.700 millones al BCE. Varoufakis asegura una y otra vez que Grecia hará frente a todos sus compromisos de pago. Pero para ello, dentro del acuerdo puente, quiere tres empujones: que vuelvan a Grecia los 1.900 millones procedentes de los beneficios por operaciones con deuda griega de los bancos centrales; elevar hasta 8.000 millones el techo de deuda pública a corto plazo que pueden comprar los bancos griegos (que asciende actualmente a 15.000 millones), y quedarse con los 11.000 millones para asegurar la estabilidad de los bancos. Solo hay un problema: para todo eso, Grecia debe cumplir las condiciones del actual programa. Varoufakis reclama un acuerdo ante “las presiones excepcionales de financiación en 2015”: a partir de este año esas necesidades bajan, al menos hasta 2019.

» Reformas y compromisos. Los documentos apuntan a varias. Citan una reforma de las administraciones públicas. Una reforma del sistema impositivo. Una reforma judicial. La lucha contra la corrupción y la evasión fiscal. Se compromete a no tomar medidas de gasto público que descuadren los presupuestos, y a no tomar una sola medida que ponga en peligro la estabilidad financiera. Y prometen un paquete legislativo para mejorar el clima empresarial en el sector petrolero, el financiero y en los medios de comunicación. Crearán una autoridad fiscal. Se comprometen a reducir la burocracia y a modernizar el sistema de quiebras. Y apuntan que desmantelarán “varios carteles”, ante las relaciones incestuosas entre ciertos grupos de interés y el Estado de los últimos 30 años.

» A qué se niega Grecia. Varoufakis es deliberadamente vago en los compromisos del párrafo anterior. Pero es muy explícito en las líneas rojas de Grecia. Hay una relativamente sencilla: el programa actual habla de superávits primarios (sin pago de intereses) del 4,5% sostenidos: Grecia califica de “irreales” esas cifras y se compromete al 1,5% de superávit (aunque ya ha arrancado este año con déficit en enero, a diferencia de 2014, por el parón de la economía). Rechaza recortar aún más las pensiones y subir el IVA “para no empeorar la crisis humanitaria causada por la deflación de deuda: promete subidas de dos euros diarios para las pensiones más bajas, con un coste de 9,5 millones de euros. Se oponen al programa de privatizaciones rápidas, ante el fracaso cosechado en esa área desde 2011: se declaran contrarios “a forzar las ventas de activos”, incluidas las del sector financiero. Y no quieren ni en pintura ver desahucios “de cientos de miles de familias en las calles cuando no hay compradores: eso sería petróleo para la crisis humanitaria y hundiría el mercado inmobiliario”. Finalmente, rechazan de plano la reforma laboral que querían los socios, y se compromete a aprobar cambios con la ayuda técnica de la Organización Internacional de Trabajadores (OIT).

» Gasto social. Grecia reclama reducir los objetivos de superávit para cometer las medidas más acuciantes, incluido un programa alimentario, otro para acabar con la pobreza energética y un tercero sobre transporte. El objetivo último es combatir la “crisis humanitaria” que aparece una y otra vez en los documentos publicados por Atenas.

» Deuda: maniobras orquestales en la oscuridad. Grecia asegura que honrará todos sus compromisos. Pero detalla en los documentos su propuesta de canje de deuda por bonos vinculados al crecimiento y deuda perpetua, algo que los socios rechazan de plano. El Eurogrupo apenas ofrece ampliar los plazos y quizá reducir mínimamente los intereses que paga Grecia. La deuda pública helena ha pasado del 135% del PIB al actual 185% del PIB. Grecia critica abiertamente los supuestos que aplica la troika para reducir ese endeudamiento a toda velocidad, con grandes superávits fiscales que, por decirlo eufemísticamente, son poco realistas. “Bajo los supuestos injustificados [que exige la troika], la deuda caería dramáticamente hasta su práctica desaparición en los próximos 30 años, pero esa no es la definición de sostenibilidad de la deuda”, critica Varoufakis.

» Muerte a la troika. Varoufakis aplaude los esfuerzos de la Comisión Europea y el hecho de que reconozca la crisis humanitaria en uno de los documentos que el ministro griego atribuye al comisario Pierre Moscovici (aunque la Comisión niega la paternidad de ese texto). Grecia está de acuerdo “con la ampliación del actual acuerdo de deuda, que podría tomar la forma de un programa interino de cuatro meses como etapa de transición para un nuevo contrato para Grecia”. Ese documento explica “que la Comisión Europea dará asistencia técnica a Grecia para asegurar y acelerar la puesta en marcha de las reformas, reemplazando efectivamente a la troika”.


Fuente: El País

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