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El libro da orden a la cultura: Fernando Savater

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OAXACA, 3 de noviembre.- Fernando Savater observa el vacío del Teatro Macedonio Alcalá, de Oaxaca, se toca la barba y en entrevista conExcélsior reflexiona sobre algunas de las preguntas que hoy ocupan su mente. De inmediato aparece la eternidad, la utopía y el sentido de la humanidad, el inevitable zapping de los lectores contemporáneos, la inmortalidad que se busca en las redes sociales, el sueño como género literario, la geografía en la literatura y la falta de una crítica razonada.
Luego hace una pausa y abunda en los detalles del proyecto que lo tiene emocionado: la escritura de Aquí viven leones, libro que publicará en 2015, donde bordeará un recorrido por los hogares, las guaridas y las trincheras de escritores como Gustav Flaubert, Edgar Allan Poe, Agatha Christie, Ramón María del Valle Inclán, Giacomo Leopardi, J.W. Goethe, William Shakespeare, Dante y Alfonso Reyes.
“Recientemente estuve en Baltimore (tras los pasos de Edgar Allan Poe), donde tuvo una casa juvenil y fue enterrado, y también iré a buscar en Richmond, donde vivió en su última casa”, explica casi sin parpadear. “Aunque para ser un hombre de obra escasa y vida muy corta, Allan Poe tiene un peso importante y es una figura reconocida porque ha sido llevado al cine”.
El libro será para todo público con la idea de acercar los grandes autores al público, comenta el autor de Ética para amador y Ensayos sobre Cioran. “Por eso he procurado no buscar autores demasiado idiosincráticos, aunque quizá me tome una licencia e incluya a H.P.
Lovecraft.”

¿Por qué abordar un proyecto tan fetichista?
Porque ahora me dedico más a reflexionar sobre los grandes literatos. Así que estoy haciendo libros sobre los lugares donde vivieron esos escritores porque soy bastante fetichista y me gusta conocer los sitios donde vivieron, los objetos que tocaron, los paisajes que vieron, lo que motivó sus obras literarias. A eso estoy dedicado. Y aunque me gustaría tener más tiempo para la ficción, la verdad es que eso exige una continuidad que no termino de encontrar.
Son clásicos, casi sin geografía…
Pienso que siguen existiendo las geografías vitales dentro de la literatura porque los seres humanos no vivimos en un mundo entero, sino en una parte, en un lugar donde están nuestros libros, nuestros amores. Ahora he aprovechado mi estancia en México para ir al DF y a Monterrey para recoger material sobre los lugares de Alfonso Reyes, uno de los autores que quiero incluir en este libro.
¿Le intriga la idea borgeana de que los sueños integran el género literario más antiguo?
Como género literario, los sueños son lo más idiosincrático que tenemos. Pero la diferencia entre los sueños y la literatura es que la literatura es un sueño compartido, mientras que los sueños son absolutamente tuyos y de nadie más porque incluso, cuando los cuenta, ya no resultan como tú los has vivido. Así que como género literario, el sueño falla, pues no es transmisible, mientras que la literatura siempre busca la transmisión y la comunicación. Aunque claro, si hablamos de la utopía, es verdad que en tantas ocasiones las utopías de unos pocos se han convertido en la pesadilla de muchos.
¿La utopía ya no es una forma de esperanza?
Creo que hay que buscar ideales. La esperanza la debe tener uno en su propia voluntad de realizar ideales. Pero lo que hay que hacer es actuar un poco en contra de las evidencias, la comodidad, buscado unos ideales que no tienen por qué ser utópicos; los ideales ya sabemos que enfrentarán fisuras, pues son como el horizonte: algo a lo que uno se va a cercando aunque nunca se llega.
¿Cómo se explica la existencia?
Mediante la historia de las ideas del ser humano. Los humanos tienen una historia y esa es su explicación, mientras que las lechugas, los tomates o los cuervos sólo tienen explicación biológica. ¿Por qué somos lo que somos y estamos aquí? Porque han pasado una serie de acontecimientos históricos que son nuestra historia. Esa es la explicación.
¿Por qué le preocupa el mundo del libro?
El mundo está lleno de libros. Hoy el soporte de muchos libros ya no es el tradicional, con esos libros encuadernados que se venden en las librerías. Pero el libro sigue siendo una herramienta poderosa, como siempre, porque nuestra cultura está basada en libros.
“Pero hoy la lectura continua de las obras se ha perdido porque muchos están más acostumbrados al zaping y al troceamiento permanente de las obras culturales, pue les cuesta aceptar la importancia del orden en la cultura, que la cultura es un orden. Aun así el libro sigue siendo un arma potente.”
¿Le afecta la falta de lectores?
Pienso que estamos obsesionados con la gente que no lee. Más bien tenemos que preocuparnos por la gente que quiere vivir bien, no por la gente que se empeña en vivir mal.
¿Cómo se acerca hoy al tema de la inmortalidad?
Pareciera que ya no nos preocupa la mortalidad. Pero al ver Facebok y Twitter mucha gente te cuenta sus enfermedades fatales a detalle. Creo que la gente quiere ser enterrada en su página web y tienen un afán de perpetuarse, no de inmortalidad, pues eso implicaría superar la muerte y es imposible.
“Las tumbas nacieron como forma de perpetuación, las placas conmemorativas y las reliquias, por supuesto ¡internet! Sí, todos queremos durar y como biológicamente no es posible, queremos perdurar un poco más aunque antes o después el planeta Tierra desaparecerá y se acabará todo. Pero bueno, nos hacemos una ilusión de durar un poquito más”, explica entre risas.
El tiempo es otro tema que filósofos y escritores han abordado…
El tiempo es la forma de eternidad que ocupamos nosotros, un tiempo inacabable que no nos pertenece. Nosotros lo que conocemos es un fragmento de esa eternidad, de esa transitoriedad. A veces pienso si en verdad hay personas que no se ocupen del tiempo, del envejecimiento, el crecimiento de sus hijos o el transcurso de los acontecimientos… ¡Deben ser personas muy distraídas! Pienso que con más o menos lucidez a todos nos preocupa el tiempo.
¿Le parece suficiente la crítica?
Hace falta la crítica razonada, constructiva y con una audiencia. Hoy la crítica es más fácil porque hay mucho más elementos para difundir las ideas. Nunca ha habido una posibilidad. Además, no existe la posibilidad de censurar algo. Es como cuando alguna editorial censura un libro, al día siguiente todo está colgado en la red y lo que ha logrado es difundirlo mucho más. Nuestra época tiene asegurada la crítica.
Hacia el final de la entrevista, Savater critica la idea del canon literario y recorre de memoria algunos lugares del México antiguo que le han gustado, como Tulum y Palenque, y destaca el empeño del Museo de Antropología del INAH. “Es un museo hermoso y didáctico. Pero a mí me gustan más lugares como Guanajuato y Oaxaca porque disfruto más estar rodeado de los vivos que de piedras, por muy ilustres que sean”.
Por último se dice encantado con el mezcal, “aunque no tanto como le sucedió a Malcolm Lowry”, y cuenta sus dos más recientes lecturas: “Apenas terminé de leer Niveles de vida, una extraordinaria novela de Julian Barnes, y  continuaré con Un verano con Montaigne de Antoine Compagnon”. Ahora se aleja rumbo a una firma de libros.
Tomado de Excélsior

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