INSTITUCIONES / Opinión de Jorge Camacho Peñaloza

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Opinión de Jorge Camacho Peñaloza

Es interesante especular cómo se ha desarrollado el que, en dos de las instituciones más misóginas, la iglesia y las cortes de justicia, los hombres son los que usan los vestidos. Florynce Kennedy

Ante la vorágine de conflictos, problemas y desgracias que día con día nos enfrentamos y que postergan la llegada a una circunstancia de seguridad, honestidad, eficiencia, justicia y bienestar, que nos someten a los términos contrarios a esta, es decir a la inseguridad, la corrupción y deshonestidad, la injusticia y la marginación y la pobreza, que a su vez nos colocan en una situación de incertidumbre social dado que no sabemos realmente en qué rumbo vamos, en la que sobresalen las ambiciones y objetivos personales y de grupo, desarticulados y enfrentados, a lo único que nos queda apostarle es al fortalecimiento de las instituciones.

Las instituciones son un sistema de convenciones sociales, es decir, condensan y encarnan acuerdos aceptados por la generalidad de la sociedad, lo que le permite vivir en consenso y equilibrio permanente.

Son creaciones artificiales de la humanidad, no tienen un origen natural ni divino sino eminentemente humano, y como tales, como productos artificiales del hombre, pueden nacer y perecer, es decir, caducan y dejan de existir; es en ese sentido que lo que hoy conocemos como estado o gobierno, democracia o poderes públicos, o partidos políticos, en unos años dejarán de existir, es la posibilidad de crear y transformar la forma de organización social convenida y aceptada por la mayoría, las nuevas instituciones.

Pero en tanto se crean y se transforman, hoy por hoy tenemos que asirnos a las instituciones que tenemos y fortalecerlas porque son ellas y no los gobernantes o funcionarios públicos, las que nos dan la seguridad y certeza de seguir unidos y de algún modo protegidos.

Se pueden cuestionar a los responsables de estar al frente de las instituciones pero no a las instituciones mismas mientras tengan un propósito necesario para la sociedad y en tanto sean la única esperanza y base de verdadera cohesión social.

Guerrero cuenta con una sólida base de instituciones sociales y de gobierno que debemos hacer respetar y valer, y a las que debemos hacer que respondan para lo que fueron creadas, el gobierno y el congreso del estado, el poder judicial, los partidos políticos, los órganos autónomos como la Comisión Estatal de Defensa de los Derechos Humanos, la propia procuraduría de justicia del estado, la Auditoría General del Estado, de la cual esta semana fueron nombrados cuatro auditores especiales, el Instituto de Transparencia y Acceso a la Información Pública del Estado de Guerrero. 

Pero además de estas instituciones de gobierno y autónomas, también hay instituciones sociales no gubernamentales o de la sociedad civil que también cumplen con el propósito o son capaces de condensar consensos vinculantes de la sociedad, como es la familia, la comunidad, los sindicatos, etc.

Sin embargo, cuando en la política prevalecen más el exceso de individualismo, pragmatismo y grupismo, entonces se dice que las instituciones están secuestradas por intereses mezquinos, en donde destacan los enconos, la confrontación, la ineficiencia de quienes están y quieren estar al frente de las instituciones, cuando se ve pasar el tiempo y no se ven las soluciones a los problemas de la gente.

Guerrero no puede seguir siendo gobernado desde la perspectiva de los actores políticos sino desde las facultades de las instituciones, sólo así podremos decir que nuestro estado está pasando de estar en manos de los políticos a ser un estado de leyes e instituciones.

Vuela vuela palomita y ve y dile: a quienes quieren ver confrontados a los guerrerenses, que más que sus caprichos y quereres lo que al final se impondrán son las facultades de las instituciones.