Las 10 preguntas de Cuarón

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Hace unos días, el cineasta mexicano Alfonso Cuarón, al amparo de su gran prestigio, le planteó 10 preguntas concretas al presidente Enrique Peña Nieto sobre los beneficios, alcances y limitaciones de la reforma energética que impulsa su gobierno.

¿El realizador asumió una responsabilidad que le correspondía? ¡Por supuesto!  Era urgente que alguien la asumiera. En México, la mayoría de los ciudadanos hemos sido omisos en nuestra responsabilidad para que este país salga adelante.

De acuerdo con diversos estudios serios, entre ellos el Latinobarómetro 2014, muchos de los mexicanos -el 37%- tendemos a creer que la solución no se encuentra en nuestras manos y que la mejor de las vías para seguir en esta parsimoniosa calma es el autoritarismo(entre ellos el gobierno militar), es decir, que se imponga la voluntad de quien ejerce el poder en ausencia de un consenso construido de forma participativa por las mayorías, originando un orden social opresivo, carente de libertad y autonomía.

Además, el 19% está en desacuerdo con la democracia. Pero no todo está perdido. Por otra parte, todavía hay más mexicanos -el 80%- que creen que un gran liderazgo es la solución a nuestros problemas. La limitante es que no tenemos muchos líderes o interlocutores eficaces, muchos de ellos concentrados en la diatriba, la injuria, la descalificación y la crítica sin sustento. A esto debemos agregar la ausencia del debate, al que generalmente huyen los políticos cuando carecen de ideas innovadoras, frescas, distintas.

Cuarón mismo decía: lo que hacía falta al mexicano es aprender a debatir. El ejercicio mismo de Cuarón es un inicio al debate, pero no al de "cartón" que practican los candidatos la víspera de un proceso electoral, sino al debate de las verdaderas ideas que representen un parteaguas para el futuro de la nación, del Estado, de la patria. El afamado e influyente cineasta obligó una respuesta de la Presidencia de la República, bajo una lógica democrática que marca un antes y un después entre la correspondencia del poder con la ciudadanía.

Ni las preguntas son nuevas -han estado en la mente de muchos ciudadanos- ni las respuestas son las óptimas; más bien, fueron tardías ante las dudas reiteradas de quienes cuestionamos los alcances de las reformas. Lo significativo es que en este país sí se puede hablar y el gobierno está obligado a responder, no obstante su rimbombancia incomprensible para el grueso de la población.

Nuestros gobernantes no pueden seguir sin aclararnos sus acciones; no pueden continuar sin dar explicaciones sobre sus actos, pero sobre todo, no pueden seguir negociando en lo"oscurito" y a nuestras espaldas.

Lo que hizo Cuarón fue prender un enorme reflector para mitigar la profunda oscuridad que padecemos, colocando luz sobre el gobierno en turno. Eso es precisamente lo que debemos hacer la mayoría de nosotros sobre las acciones, decisiones, omisiones y negociaciones de nuestros gobernantes.

Los acapulqueños estamos obligados a secundar el ejercicio de Cuarón. Debemos comenzar a preguntar a nuestras autoridades municipales, por ejemplo: ¿cuál es el fondo del prolongado paro de policías? ¿es algo político o realmente se trata de conquistas laborales? ¿Por qué nos han dejado a ciudadanos y turistas solos e indefensos en las calles? hasta cuándo van a ceder ambas partes en bien de la mayoría? ¿hasta cuándo van a comprender, los de siempre, que el servicio público representa sacrificios como el ganar menor sueldo que en la iniciativa privada? Y nosotros: ¿hasta cuándo vamos a hacer la parte que nos corresponde? ¿acaso es tan difícil? Estamos obligados a dar el primer paso.

Por Pedro Kuri @pedrokuripheres