Los Fernández se robaron los aplausos

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GUADALAJARA.- No hay discusión en cuanto al hecho de que los Fernández, Vicente y Alejandro, fueron los que se "robaron" los aplausos en lo que a la parte musical se refiere, en la ceremonia de inauguración de estos XVI Juegos Panamericanos, y no es de extrañarse, si se toma en cuenta que además de ser auténticos íconos de la canción mexicana, son originarios de Jalisco, la que dicen, es la "tierra de María Santísima y los Fernández". Y, además, sus actuaciones fueron básicas, porque don Chente fue recibido con una aclamación, desde que entró al centro del escenario y pese a estar a "media luz" el estadio, fue reconocido de inmediato y más porque a su lado iba la guapísima ex Miss Universo, Ximena, la otra jalisciense famosa, más dos mariachis.

Y fue don Vicente el que abrió las acciones entonando nuestro marcial Himno Nacional, coreado por las casi 50 mil almas que estaban apostadas en las tribunas que a excepción de algunos pocos palcos, se llenó. Y la fiesta siguió cuando el afamado charro cantante mexicano entonó a su estilo "México lindo y querido", apareciendo en el centro del escenario, que fue una atracción técnica y óptica increíbles, bailarines folclóricos. Y causó furor que en el marco del piso de ese centro redondo, apareció un verde trigal y una águila cruzaba los espacios. Y tras unos15 minutos de actividad, Vicente Fernández se fue en un coro de aplausos.

El "Potrillo", como es mejor conocido Alejandro, fue el que de hecho cerró las actividades y sólo para entonar el himno oficial de la justa, denominado "Mismo Sol"; eso sí, con muchísima gallardía.

Se confirmó lo anticipado, que la parte artística de la fiesta se llevó casi 60 minutos y tuvieron parte en ella un grupo de música ¿robótica?, que interpretó a su estilo la famosa "Vereda tropical" y luego causó entusiasmo la interpretación de un tenor, José Luis Duval, y dos sopranos no identificadas, que entonaron "Solamente una vez", "Piensa en mí", "Bésame mucho", y luego apareció Juanes, con Tiempo de Cambiar. Y por supuesto, una parte muy especial le tocó a Eugenia León, que fue muy aplaudida, lo mismo que Maná, cuanto interpretó "Lluvia del corazón" y "Labios compartidos".

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DETALLES

El estadio Omnilife llenó su zona de estacionamiento a las 15 horas, cuando colmó totalmente su capacidad, por lo que quienes llegaron después, tuvieron que dejar sus unidades un tanto retiradas y llegar en autobuses o a pie, con un buen ejercicio para ello. Y con la especial vigilancia en funciones, todo transcurrió en orden. Helicópteros sobrevolaron la zona y las puertas de acceso se abrieron a las 16:20 horas.

Luego, se realizó un espectáculo aéreo acrobático, a cargo de seis aviones del Colegio del Aire, que se mantuvieron activos entreteniendo al público por 45 minutos, terminando con el vuelo de 12 paracaidistas que en su descenso, dejaron una estela verde, blanca y roja, los colores de nuestra enseña patria. Y hubo aplausos, sobre todo por el arrojo y pericia de los paracaidistas.

Y quienes gozaron en grande fueron los vendedores de todo tipo, no afuera, sino adentro del estadio. Las famosas tortas ahogadas, a razón de 55 pesos cada una; las normales, de a "tostón de chuchulucos"; un refresco a 30 pesillos; una botana, de 20 pesos; una orden de tacos (tres y mal servidos), otros 55 pesos; las pizzas, chicas, a 80 pesitos y una cerveza, por cierto de buen tamaño, porque es de barril, a 50 pesos.

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